martes, 7 de diciembre de 2010

Sin prisas

1 comentario:

ntangan dijo...

El tiempo es demasiado dueño de las vidas. La prisa, alegría infiel de la perfección nos invita de manera implícita a desnudar nuestro espíritu y enfrentranos al rostro más fiel de la imperfección humana, a ese que no tiene prisa porque, en el fondo, su utilidad nuca cambia.